Testimonios

11 marzo, 2017
Testimonios

Segundas oportunidades

Luciana  Winnik

La  parashá  que corresponde a mi ceremonia se llama  Ki Tisá que quiere decir “cuando eleves”. Entre los varios temas que en ella se evidencian, dos me dejaron un importante mensaje: el censo y el becerro de oro. El mandato era hacer un censo contando a todo varón de 20 años para arriba. Cada una de las personas a ser censadas debía donar medio shekel. Todos, ricos y pobres, contribuían con la misma cantidad de dinero y luego estas monedas se contaban y de acuerdo a eso se sabía cuántas personas había. La plata donada por los censados debía ser  utilizada para construir el Tabernáculo, el Mishkan.  Respecto al Becerro de Oro: Moshé sube al Sinaí para buscar las Tablas de la Ley  y cuando el pueblo sintió que Moshé se demoraba en bajar pensaron que probablemente él no volvería, entonces construyeron un Becerro de Oro al que adorar. Cuando Moshé bajó con las Tablas, vio a todos bailando y haciendo idolatría. En ese momento rompió las Tablas y con ellas el becerro. Después de leer detenidamente mi parashá saco como enseñanza personal: que el medio shekel representa a una persona y junto al medio shekel de otro hacen un shekel, esto es como si dijera que cada uno de nosotros es un ser completo estando con otros, que cuando tengo que hacer algo, lo puedo llegar a  hacer sola y bien, pero si lo hago acompañada de otra persona puede ser que sea más completo, porque tal vez el otro sepa cosas que yo no sé y las producciones sean más ricas. Entre los dos aportamos más ideas y conocimientos. La posibilidad de compartir siempre enriquece; compartir con mis padres, hermana, familiares, amigos, conocidos, compañeros. Y lo que aprendí de la primera reacción de Moshé al ver el becerro y  de la que tuvo al subir de nuevo ,y volver a bajar con las segundas Tablas es que antes de reaccionar enojada o de alguna otra manera por una mala acción del otro,  tengo que averiguar o analizar por qué alguien hizo eso. A veces puede ser por escuchar malos consejos, por apurarme o por no saber. Aunque  yo me equivoque en muchas cosas y después reconozca mi error, de eso puedo aprender  a ser mejor persona  y seguir hacia adelante, porque la vida siempre nos  brinda  la posibilidad de tener una segunda oportunidad.